Puyazos. De ex ministros mentirosos y faltos de vergüenza – por Pedro Prieto

De ex ministros mentirosos y faltos de vergüenza.
Me gustaría que alguien recordase ahora al ex ministro de Defensa (y Ataque) español Federico Trillo-Figueroa y demás apellidos, lo que dijo a todos los españoles, en el sentido de que se enviaban tropas españolas a Najaf, porque era un lugar poco conflictivo y bastante seguro. Este tipo de gente jamás pide perdón, ni admite haberse equivocado o haber engañado flagrantemente al pueblo español. No es sólo que dijese también que si se probaba negligencia en el accidente del Yak-42, en el que murieron decenas de militares españoles, dimitiría. Se ha probado la ocultación grave, la mentira manifiesta y el individuo calla, otorga y su adlátere, el también ex ministro Zaplana, dice que se le está crucificando. Son de juzgado de guardia, aunque en eso creo que ya está alguno de ellos, sin resultados, hasta la fecha.

De méritos de guerra.
El candidato a presidente estadounidense John Kerry, dice que él fue un héroe y un patriota que luchó en Vietnam. Eso, por lo visto, da puntos en esas famosas elecciones de “un dólar, un voto”, que se dan en los EE.UU. cada cuatro años. El actual presidente y también candidato a la presidencia, George, W. Bush, hace también cabriolas posando aviones de caza sobre portaviones y vistiendo chaquetas de cuero tipo “los chicos son guerreros”. Parece que eso también da votos. Kerry acusa a Bush de no haber ido a luchar a Vietnam y Bush cae en popularidad. Bush prepara una campaña para desprestigiar el papel heroico de Kerry en Vietnam y Kerry cae en popularidad. Vaya pueblo, vaya prensa y vaya sistema. ¡Si resulta que una de las pocas cosas decentes que parece haber hecho Bush es no ir a Vietnam! Porque veamos, ¿no fue Vietnam un genocidio? ¿Por qué entonces, están tan orgullosos de haber servido en un ejército genocida a un país genocida? Sórdido ambiente fascista y nazi, mundo lleno de Chuck Norris, todavía soñando y ensoñando que Vietnam fue una gesta y no un genocidio, una invasión ilegítima y una ocupación salvaje, acompañada de la destrucción casi total de un bello país. No han aprendido de los errores. Ganará Bush, porque la lavandería de cerebros que regentan los que le mantienen (monigote incapaz de mantenerse a sí mismo) sigue intacta. Ganará Bush, porque se siguen proyectando películas de Chuck Norris que gustan a la gente, en vez de hacerla vomitar; ese descerebrado que vuelve a Vietnam años después, a rescatar a sus compatriotas (¡pobrecitos!) de las garras de los vietcong malos. A estos otros y a los que les votan, tampoco les da vergüenza decir que han participado (o que les hubiese gustado participar) en una de las guerras genocidas y de agresión más salvajes del siglo XX.

Muertos acumulativos
Observen cómo los muertos estadounidenses en Irak, se cuentan de forma acumulativa. Ya van más de mil, según las encuestas, aunque apenas hayamos visto furtivos féretros, como furtivas lágrimas. Pero ellos son acumulativos. Los muertos iraquíes son del tipo “reset”: hoy quince, mañana doscientos, pasado tres mil, pero ni se cuentan, ni se suman, ni mucho menos, se acumulan en la contabilidad. Sigo pensando en la esquizofrenia de los pacifistas estadounidenses. No quieren la guerra, “no blood for oil” no quieren sangre (se supone que ajena) por el petróleo (que suponen su gobierno se va a llevar de allí, en beneficio propio). Pero cuando sacan las pancartas en EE.UU. lo que lamentan, generalmente, son los mil compatriotas muertos, que no dejan de ser los voluntarios (ya sabemos que bastante forzados en su ignorancia y marginación) que han ido a pegar tiros a un país ajeno a generalmente civiles. Y muy pocos o ninguno listan los muertos que han causado sus muertos y los que les quedan vivos. Pobres pacifistas estadounidenses.

Todavía tienen que digerir lo peor: que su país es agresor y genocida de pueblos ajenos y que si no lo cambian ellos, es porque, en el fondo, aguantan, toleran y a veces hasta apoyan ese corrupto sistema de dominación, que es el gobierno de los EE.UU. y sus cínicas “alternancias de poder”. Hasta que no los vemos en las barricadas, destruyendo el sistema en el que viven, no los vamos a poder creer del todo. Los muertos estadounidenses me importan, todo hay que decirlo, como le importan a Michael Moore en Fahrenheit 911. Pero no dejan de ser el brazo invasor y genocida del gobierno del país en que viven. Y en justicia, los que más nos debieran importar son los que, efectivamente, están siendo asesinados por miles por el flagrante delito de vivir en Irak.

Salir de Irak para meterse en Afganistán. (o de Málaga a Malagón)
Al ex ministro Trillo, ya mencionado y bautizado, le sucede otro ministro de Defensa (y Ataque), llamado Bono, de nombre y apellidos más cortitos y labia más larga. Pero les iguala el cemento armado de búnker de sus caras. Por mandato del pueblo y sin que sirviese de precedente, un presidente de gobierno asustadizo, llamado Rodríguez Zapatero, tuvo que sacar las tropas españolas de Irak, para disgusto del amo que había perdido su voz. Pero la pérdida fue momentánea y ya tenemos al perrito al lado del gramófono de nuevo. Fue salir de Irak y tener que jurar, bandera y todo, que nos íbamos a Afganistán, a Haití y a donde se nos encomendase. Fue vergonzoso. Y además, en vez de utilizar el desprecio de la voluntad popular, como hizo el gobierno de Aznar, utilizaron la forma, mucho más sutil del desprecio de la voluntad popular, con los votos mayoritarios del Congreso, dados por una población aburrida de sólo poder votar a los partidos A ó a B y en todo caso a C, que no posee ninguna lavandería de cerebros, o a los D, E o F, que tiene pequeños fregaderos manuales de cerebros en las diferentes regiones, o como dice un tal Rodríguez Ibarra, naciones, nacionalidades, comunidades nacionales, nacionalidades históricas, naciones culturales, regiones prósperas, regiones periféricas, regiones atlánticas o euro regiones. Se le olvidó añadir los hechos diferenciales, que también son muy bonitos.

Pero volviendo a la cuestión, salen nuestras tropas para Afganistán y nuestros muchachos de la prensa, en vez de hacer crítica o alabanza, se limitan a su función aséptica de lavandería de cerebros y muestran a esos muchachos y ahora muchachas (también voluntarios y algo menos marginales que los estadounidenses), besando novias y novios y abrazando padres y madres. También irán a Afganistán las lavanderías de cerebros a mostrar como estos muchachos abren hospitales, curan niños afganos elefantiásicos o ayudan a que los “procesos electorales” sean lo más tranquilos posible. En estas, Bono, miente con la misma soltura, desfachatez y convicción de cruzado que su predecesor en el cargo. También dice que vamos a zonas tranquilas (aunque su tic jesuítico le obligue a arrugar un poco el ceño y a añadir posteriormente en voz baja, claro, que nunca se sabe…, para curarse en salud) Dice que vamos a ayudar en el proceso electoral y se queda tan tranquilo. En Afganistán mueren por violencia decenas, quizá centenares de personas, seguramente inocentes en su mayoría, o quizá culpables de ser afganos, como los famosos galgos. Enviamos helicópteros de combate para salvar Afganistán. Como decía un amigo, los afganos también podrían decir: se temen mejoras. Además, he cursado, dice el ministro Bono instrucciones, para que sólo disparen en posición de franco retroceso y hostigamiento pertinaz del fundamentalismo islámico. Curioso este ministro, que viola el espíritu de una Constitución que exigía que el ejército se dedicase a salvaguardar exclusivamente la Patria y envía al otro lado del mundo a soldados … ¡diciendo que sólo dispararán de forma defensiva! ¿Se ha parado este ejemplar (de) ministro a pensar que está invadiendo un país, aunque nos cuente lo de los hospitales y lo de esas estúpidas e increíbles elecciones bajo el fuego?

Cambios en las elecciones
El diario español El Mundo, titula en su portada de 13.9.2004:
“Rachid Oulad leyó el comunicado que cambió el resultado del 14 M”. Y se quedan tan tranquilos. Ellos concluyen con harta facilidad que un tipo encapuchado lee un comunicado sobre un atentado o un crimen y que eso cambió el resultado electoral de todo un país. La consecuencia, que se han encargado de publicitar los más abiertamente derechistas, de entre estos grupos de derechas que gobiernan alternativamente, uno de ellos llamándose de izquierdas, es que las elecciones estuvieron viciadas de forma.

Pero hete aquí que íbamos a Irak y que hemos ido a Afganistán y que allí están los EE.UU. imponiendo gobiernos títeres y tratando de imponer unas elecciones “democráticas” a toda costa, que legitimen a los payasos de Alaui y Karzai. Y ahora si, ahora todos callan y otorgan. Las lavanderías de mentes producen a toda máquina excusas y conveniencias de que haya elecciones, aunque Irak y Afganistán se estén cayendo a cachos y haya diez, cien comunicados como el que “cambió” las elecciones en España. Aunque haya no doscientos muertos como en España, sino miles de muertos frescos y sin enterrar, pudriéndose por falta de luz eléctrica y morgues. Y aunque haya decenas de miles de muertos y amputados, sin poder recibir tratamiento médico, ni medicinas, ni nada. A eso se llama memoria corta pero selectiva. A eso se llama información interesada so capa de información neutral. A eso se llama cinismo. A eso se le llama lavado de mentes en la gran lavandería que aquí intentamos criticar. ¿En qué quedamos? ¿Se pueden o no se pueden hacer elecciones libres en esas circunstancias? ¿A que juegan? ¿Es que sólo los españoles tenemos derecho a sentir el “estrés post traumático”, tan de moda últimamente?

Pedro Prieto. Madrid.
Redactor, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Septiembre 2004.